Sin dudas, la existencia de un negocio involucra la historia familiar tal y como ha sido siempre el caso de lo “de Pinciroli”, la ferretería alvearense que se encuentra en el tradicional lugar comercial de los Fittipaldi y que este año 2020, celebra sus 50 años de vida.
ORIGINALES “TIENDAS DE HIERROS”
La palabra “ferretería” significa “tienda de hierros”, talleres donde los herreros vendían herramientas de metal que ellos mismos construían siendo una de las formas de comercio más antiguas. Poco a poco, se fueron incluyendo productos para la construcción o arreglos de la casa en general, variando el surtido de acuerdo a la demanda de los clientes.
En realidad, no hay construcción en donde no esté involucrada “la ferretería”, ramo que fue “especificándose” en jardinería, cerrajería, rejas, varillas, herramientas o repuestos de todo tipo, máquinas eléctricas e infinidad de otros productos indispensables en el hogar, ya que fueron las pioneras en ofrecer materiales usados en la construcción y que se convirtieron en negocios insustituibles tal y como lo demuestra este 2020 de pandemia que consideró al ramo un negocio esencial.
REPUESTOS PARA EL AUTOMOTOR DE SUCESORES DE FLORO FITTIPALDI
Los inicios de la Ferretería se remontan a ya más de 100 años con la Sodería Fittipaldi que se fue adaptando a los requerimientos de la población de General Alvear. Hasta 1970, la Casa Fittipaldi, fue una sociedad de Edith Fittipaldi y Níver Pinciroli, fecha en que Níver decide incursionar en el Repuesto del Automotor y aunque siempre en el mismo espacio y con el mismo nombre, comienza con la venta de repuestos, rubro que año tras año fue ampliando hasta llegar a la variedad de artículos que la actual ferretería ofrece.
En el Inventario del negocio, figura la primera venta de repuestos del automotor en diciembre de 1970 y por eso, se toma esa fecha como inicio de la actividad. En la oficina aún está un Catálogo de Repuestos del Automotor que los incluye desde la década del 50 en adelante así como también, muchas piezas de autos que ya no se ven en las calles actuales.
En esos Catálogos se pueden leer marcas como los camiones y autos Fiat en todos sus modelos, y los repuestos para las marcas Chevrolet, Chrysler, Dodge, Ford, Volvo, Bedford, Peugeot, Rastrojeras, repuestos para motores Perkins, camiones Hanomag o Mercedes Benz, estanciera IKA, Caterpillar, Otto Deutz, Zetor, Casey, Lister, Massey Ferguson, catálogos de la Distribuidora Tandilber de Agustín Berroeta de Tandil o de Driver S.R.L de la ciudad de Olavarría, las empresas proveedoras de la Casa Fittipaldi.
No se sabe si la crisis ha llegado a la empresa automotriz o al bolsillo de los compradores, pero es cierto que sólo son accesibles en la actualidad las marcas líderes con líneas económicas desapareciendo del mercado los Pegaso, Land Rover, los coches Siam Di Tella y tantos otros que ahora son los más buscados por los coleccionistas y que figuran en los libros. En los Catálogos y con precios en australes, también se ven como muy lejanos los repuestos para Peugeot, Taunus, los motores Tornado para Torino, rambler, las estancieras o las Gladiator, autopartes que traía Pinciroli por encargue.
Así como el parque automotor se modifica, la tradicional esquina también. Al galpón de acopio con una única ventana sobre Pellegrini se le agregan tres ventanales con persianas metálicas y la puerta de metal vidriada de la ochava con Lavalle, pero sigue con el nombre de “Casa Fittipaldi” hasta que se disuelve la sociedad en el año 2008, fecha en que pasa a llamarse “La Esquina” de César Níver Pinciroli.
“LA ESQUINA” DE NIVER PINCIROLI
En 1979, comienza la venta de las estufas a kerosene Bram Metal y sus repuestos, producto que aparecen en los catálogos y que están en existencia en el “archivo” del negocio e incorpora las líneas de ALBA y Tersuave (esmaltes sintéticos, tintas de lustre, barniz de lustrar Duralba, barniz sintético Albalátex, Muralba látex, enduído plástico, Ferrovet, pintura asfáltica, aceite de lino, aguarrás, enduído, aerosol, Tonalba de todos colores, tinner, cepillos de acero, de cerda, brochas, pinceles, rodillos y cuanto necesite el pintor.
Junto a Níver, comienzan a trabajar su hija Natalia y su yerno, Felipe “Paco” Carlomagno incorporando otras marcas de pinturas como Casablanca, Sherwin Williams, Netcolor o Plavicom y todos los artículos y herramientas propias de una ferretería.
Desde hace muchos años, la ferretería posee el mayor stock de correas en Alvear, repuesto muy necesario en máquinas rurales y más en épocas de cosechas cuando a cualquier hora llega la gente del campo para intentar solucionar el inconveniente y terminar el trabajo así como también, tiene los insumos necesarios para reparación de aguadas y molinos.
LA CASA FESTEJA MEDIO SIGLO DE EXISTENCIA
La esquina brilla como siempre, prolija y limpia como la tenía su fundador y como la continúan sus hijos; con el cuidado del detalle y la asistencia esmerada y cordial, la Casa se prepara para celebrar el aniversario con las paredes limpias, los canteros con los copetes naranjas que Níver supo cultivar durante tanto tiempo bajo la grata sombra de los paraísos.
¿Quién no recuerda a Níver Pinciroli, preciso hasta en el detalle, cordial, escribiendo cartas de puño y letra anteponiendo la atención personal al negocio con la parsimonia que lo caracterizaba? A pesar de que el empresario ya no está en la ferretería, su esencia se respira en cada rincón y en el trato formal de Paco y Natalia, acompañados por Juan Antonio “El Paisa” Fernández que parecen llevar el sello de su dueño.
“La Esquina”, de Sucesores de César Níver Pinciroli (sus hijas Guillermina y Natalia), cumple 50 años. “Algún sorteo habrá” dice Guillermina, “cosas para la gente que es fiel al negocio y en particular, a los pintores clientes de la casa”.
Es hora de festejar las Bodas de Oro de “lo de Pinciroli”, un negocio familiar que supo ganarse la confianza de todos los alvearenses.
Epígrafes:
- Níver Pinciroli, fundador de la ferretería en 1970.
- Tradicional “La Esquina” de Pinciroli.